Reactivación de la Ciudad Por Medio de la Transformación de Espacios Vacios en Nuevos Espacios Productivos

Ensayo Académico: 

Reactivación de la Ciudad Por Medio de la Transformación de Espacios Vacios en Nuevos Espacios Productivos. El Caso de San José, Costa Rica.

Adriana Fernández Vega*

Fecha de recepción: 20 de Junio del 2016

*Alumna Curso Ciudades e Historia. Universidad de Costa Rica

 

RESUMEN

El aprovechamiento de los vacíos urbanos, tales como: parqueos y terrenos baldíos, son una posibilidad de generar un nuevo tejido urbano, compuesto por puntos neurálgicos que ocasionen la reactivación de la vida en la ciudad.

Tal es el caso del centro de la ciudad de San José, Costa Rica, el cual ha presenciado por causa de la emigración de sus habitantes a la periferia, como también por el elevado costo de los terrenos, el abandono de edificios por malas condiciones de infraestructura y la utilización de grandes proporciones de sus cuadras para uso de parqueos vehiculares. Por lo tanto, esta estrategia resulta ser una oportunidad para regenerar el centro de la ciudad capital.

INTRODUCCION

El presente ensayo nace de la inquietud personal sobre la necesidad de hacer conciencia y plantear una posibilidad de cambio ante el malestar urbano que se ha experimentado en los últimos años, el cual termina afectando la calidad de vida del ser humano.

Por distintas razones económicas y sociales las ciudades han experimentado procesos de migración de sus habitantes hacia sus periferias, ocasionando el abandono de los centros urbanos, reduciendo sus funciones a lugares de servicios y espacios de transición por parte de sus habitantes, al tener que trasladarse de extremo a extremo de la ciudad en busca de sus actividades laborales cada día. Lo anterior genera picos altos de actividad en la ciudad, principalmente de actividades necesarias como lo es transitar, como también horas en las que la actividad decae fuertemente.

Colateralmente al abandono social, se genera un abandono de la infraestructura; es posible observar en los centros de nuestras ciudades múltiples edificios en malas condiciones, abandonados en su mayoría y en algunos casos habitados por personas consideradas, en cierta medida, marginales; como también una gran cantidad de edificios comerciales que a pesar de su mal aspecto parecen estar funcionando por la presencia de un rótulo en su fachada, sin embargo, al observar con detención nos enteramos que la edificación es utilizada como un estacionamiento privado para vehículos.

Los espacios señalados anteriormente no generan un aporte a la dinámica urbana, por el contrario limitan las oportunidades de la misma, son puntos enfermos que contaminan la ciudad, los cuales son llamados vacíos urbanos, y es sobre ellos que se basará esta discusión. Por ende, se busca profundizar en su conceptualización para lograr un mayor entendimiento del concepto, como también en la problemática que estos generan ante la ciudad y la sociedad. Por último, se visualiza esta situación bajo otra perspectiva de manera positiva, como una posibilidad del resurgir de los centros urbanos, como una estrategia para densificarlos y dinamizar las dinámicas sociales.

Esta situación se presenta en múltiples ciudades alrededor del mundo, como también en la ciudad de San José por lo que surge la interrogante de si ¿Será esta una posible estrategia de regeneración urbana para esta ciudad?

REACTIVIACION DE LA CIUDAD POR MEDIO DE LA TRANSFORMACION DE ESPACIOS VACIOS EN NUEVOS ESPACIOS PRODUCTIVOS

Tras décadas de procesos de crecimiento urbano, las ciudades han experimentado múltiples transformaciones, las cuales han variado la morfología y densidad de uso de las mismas por parte de sus habitantes. En los últimos años se ha presenciado una fuerte oleada crecimiento difuso, causante de ciudades fragmentadas y desarticuladas, como producto de la creciente migración hacia las periferias, en búsqueda de nuevas oportunidades y mejores zonas residenciales. Como consecuencia, se ha venido desarrollando la ciudad de manera segregada y aislada, la cual Borja (2016) define como la no ciudad, sobre ella menciona:

“Barrios cerrados, conjuntos de vivienda social lejos de la trama ciudadana, centros comerciales que no son centros urbanos solamente rodeados de estacionamiento, puntos nodales cuya única vida la da la gasolinera, un bar y un pequeño supermercado, polígonos industriales pomposamente denominados parques de innovación tecnológica y que pueden ser galpones de almacenamiento, suelo expectante pendiente de obtener beneficios especulativos, vías más o menos rápidas al servicio de los autos privados, contaminantes y condición para multiplicar el precio del suelo, etc. (parra.2)”

Ante esta situación, surgen la cuestionantes: ¿qué sucede con los centros de ciudades? ¿por quien son ocupados? ¿en que condiciones se encuentran? ¿cuál será su grado de ocupación territorial? Como se ha visto en los últimos años los centros urbanos han presenciado un abandono. Ante esto las viviendas disminuyeron e inclusive en algunos lugares desaparecieron por ausencia de personas que las habiten. La diversidad de actividades que pueden ofrecer se han encarecido, limitando sus posibilidades a aspectos comerciales y de tránsito, generando un empobrecimiento de la dinámica urbana.

Por otro lado, una consecuencia de la migración y el abandono de los centros urbanos es la aparición de ciertos espacios, que paradójicamente se presentan como vacíos urbanos. Los vacíos urbanos resultan ser espacios físicos y sociales que se reproducen día tras día delatando utopías de la ciudad neoliberal, se manifiestan como espacios ambiguos e intersticiales que no presentan ninguna funcionalidad, vaciados de actividad y relaciones, representados por áreas abandonadas, consideradas obsoletas, las cuales han sido codiciadas por las grandes dinámicas de tercerización (Aricó, 2000).

Los vacíos urbanos resultan ser espacios efímeros, conformados con el paso del tiempo como reflejo de la historia de su ciudad, y a su vez resultan ser espacios temporales, pendientes a la espera de su transformación. Por consiguiente, forman parte del desarrollo de las ciudades, como conjunto de pequeños eslabones en su historia: una demolición, un retraso en una licencia de construcción, un espacio demasiado pequeño para casi todo que ha sido abandonado (Freire, 2008). Por otra parte, desde un enfoque antropológico, el “vacío” resulta una pura imposibilidad, Kociatkiewicz y Kostera (1999) se refieren a estos espacios como empty spaces, sobre los que describen “los lugares a los que no se le adscribe ningún sentido. (…) El vacío que no puede borrarse solo puede ser ignorado, expulsado de los límites de la realidad percibida, invisibilizado, y cuidadosamente olvidado. Si algo es insignificante, es imperceptible” (citado en Navarro, 2013, p.15).

Contextualizando tal situación en la ciudad de San José, resalta el hecho de que su crecimiento se ha extendido a la ancho de su superficie con bajos niveles de densidad, lo cual implica una alto consumo de recursos limitados, como lo son la energía y el suelo. Experimentando un agotamiento territorial desmedido en las periferias, y un mal manejo de su capacidad en el centro, ha generado en la actualidad una gran cantidad de áreas en condiciones subutilizadas, las cuales se presentan como vacíos por doquier, además de numerosos edificios deteriorados por causa del abandono. Estos vacíos resultan ser una importante mancha en la trama urbana actual, la cual resulta valiosa analizar y resaltar el papel en la vida urbana.

Al realizar un recorrido por el centro de San José es posible encontrar al menos un parqueo privado de automóviles cada tres cuadras; sino es que cada dos, resultando una enorme área de suelo destinada para estos usos. Estas zonas sumadas a los terrenos que comprenden los edificios abandonados reflejan una problemática urbana, la subutilización del espacio. Decenas de terrenos con ubicaciones estratégicas, con un alto valor económico y un significante potencial para generar desarrollo, se encuentran en condiciones subutilizadas, en San José, los cuales consecuentemente no generan algún aporte o riqueza a la trama urbana, se mantienen como espacios estáticos, indiferente a su contexto. La situación anterior repercute sin duda en las dinámicas sociales, al no tener un diálogo e interacción con el entorno, estos espacios aíslan a los ciudadanos, ya que no tienen algún factor que los atraiga y los haga mantenerse en el sitio. Es notable evidenciar en estos sectores la disminución de la participación ciudadana como parte del tejido urbano; son pocas las personas viviendo las calles y aceras, disfrutando de la ciudad. Como efecto colateral de la deficiente vivencia, los entornos terminan siendo espacios desolados, los cuales refuerzan el imaginario colectivo de la ciudad insegura.

Casi como una bola de nieve aparecen diversas problemáticas de distintos caracteres a raíz de la presencia de vacíos urbanos en la ciudad; delincuencia, drogadicción, prostitución, zonas rojas, como el caso del sector comprendido por el Paso de la Vaca, implicando en la libertad del derecho de la ciudad por la mayoría, el detrimento del centro de la capital y por ende en la calidad de vida de sus habitantes.

Con relación al deterioro de los centro urbanos Borja (2015) menciona:

“La ciudad solamente con edificios, sean para vivir o para trabajar y con medios de transportes e infraestructuras, no es ciudad, es en el mejor de los casos una zona urbanizada… La ciudad late a partir de su corazón , el centro, o sus centros en las grandes urbes. Es allí donde se concentran los flujos de las personas y de las ideas, las memorias colectivas y les puntos que transmiten sentido a la vivencia urbana. El centro irradia sobre la ciudad, de él emergen los ejes estructurantes que ordenan la ciudad. Los ciudadanos se posesionan de la ciudad ocupando su centro, o sus centros. (parra.1)”

Por lo tanto, cuando sus habitantes se hacen presentes en los distintos espacios del centro principal de la ciudad, cuando expresan ser un poder social que planta cara al poder políticoinstitucional y al poder económico, entonces devienen plenamente ciudadanos, siendo esta situación a la cual se debe aspirar en el desarrollo urbano.

La agenda de políticas urbanas requiere de reinvención para una época que no fue la prevista en las normativas que rigen las dinámicas del urbanismo actual.

Hoy en día el territorio es un recurso limitado; nos encontramos con una limitación de utilización y disposición del suelo, el cual se ha consumido en base a planes urbanísticos insostenibles. Ante esta situación ¿porqué no centralizar el consumo del suelo? ¿Porqué no “vaciar” espacios inertes de la ciudad para luego reutilizarlos y regenerar la trama urbana? Al respecto Navarro (2013) menciona: “La apuesta por el vacío como oportunidad de reflexión otorga a la ciudad una velocidad pausada capaz de provocar la creación de nuevas posibilidades donde prevalezca el valor de uso de los espacios por encima del simple valor de cambio.” (parra.10)

En oposición a lo que se entiende antropológicamente del vacío como una imposibilidad, hoy en día se encuentra en una etapa de consideración como recursos. Por lo tanto, hoy es posible pensar en la transformación del vacío como problema, en vacío como oportunidad, al permitir repensar la infraestructura urbana, introduciendo los servicios ambientales, y reactivar procesos sociales utilizando estos vacíos como espacios de oportunidad. (Navarro, 2013)

Pero ¿qué hacer con esos vacíos? ¿Cómo intervenirlos? ¿Cuales estrategias se pueden plantear para su reutilización en la ciudad de San José? Una posible opción consiste en pensar en ellos como potenciales catalizadores urbanos, con los cuales se genere una red de puntos neurálgicos que revitalicen la ciudad a modo de acupuntura. Lo importante de este tipo de intervenciones recae en que es viable lograr una regeneración de la ciudad por medio de pequeñas intervenciones, de bajo costo comparado con grandes demoliciones de cuadras completas realizadas en otras ciudades. Este sistema le permitiría al centro de San José, por una lado la reconexión de espacios urbanos aislados entre si y por otro de intervenciones limitadas, repercutiendo sin duda en una mayor escala, produciendo a su vez una dinamización del tejido social.

CONCLUSIONES. DISCUSION

La ciudad de hoy es una ciudad ya construida, ubicada en un tiempo de cambio, es por esto que el contexto urbano actual debe ser considerado en términos de mutación. Ante esto ¿qué hacer y pensar desde la planificación urbana en este momento de transformación de uno de los anclajes más relevantes, como es la conformación de la ciudad tal como históricamente se llegó a concretar?

Tradicionalmente el urbanismo ha perseguido la distinción y fijación de usos, así como dar respuestas sólidas, con intención de permanencia, en búsqueda de la estabilidad. Sin embargo, en un lapso de transformación en el que nos encontramos como ciudad y ciudadanos, es necesario realizar una reflexión sobre la lógica para lograr permeabilidad ante los nuevos proyectos, como también ante las dinámicas sociales, con mayor facilidad de adaptación a la realidad social actual y a la necesidad por otorgar valor social a los grandes recursos en estado de inactividad en las ciudades (Fernández, 2012).

Como consecuencia, hoy se requiere de un urbanismo que se desligue de su concepción industrial, con el objetivo de hacer una apuesta por la gestión de múltiples posibilidades del espacio, la cual sea capaz de abandonar sus ideales tradicionales del derecho de la propiedad. Por lo tanto, se debe aspirar a estrategias que ocupen el suelo urbano no como un objeto de valor comercial, sino como un bien común, el cual refuerce su valor de uso y se desligue de su valor de cambio. Por otro lado, estas estrategias deben propiciar el fortalecimiento de las conexiones sociales, y a su vez dar pie para generar nuevos proyectos que posibiliten nuevas redes urbanas como reflejo de las necesidades actuales de los ciudadanos.

Se debe reclamar la renovación de la práctica urbanística, la cual sea apta para gestionar los recursos ya construidos, y de integrar la variable del tiempo como factor para la transformación de las ciudades.

Pensar en los vacíos urbanos como un recurso para la transformación de las ciudades debido a su potencialidad de uso, posibilita dar respuesta a las necesidades sociales actuales y permite ofrecer innovadoras propuestas productivas capaces de generar nuevas oportunidades sociales. Quizá sea esta la opción de lograr un resurgir de San José, una propuesta de regeneración urbana que brote a partir de lo existente, de una manera más consiente, orgánica y humanizada.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

– Borja, J. (2015) Publcado 11 marzo, 2015. La no ciudad. Sitio web: http://jordiborja.cat/la-nociudad/

– Borja, J. (2016) El urbanismo frente a la ciudad actual: sus desafíos, sus mediaciones y sus responsabilidades. Sitio web: http://www.plataformaurbana.cl/archive/2016/02/24/el-urbanismofrente-a-la-ciudad-actual-sus-desafios-sus-mediaciones-y-sus-responsabilidades-parte-i-por-jordiborja/

– Fernández, R.(2001) Derivas: arquitectura en la cultura de la posurbanidad Editor Universidad Nac. del Litoral.

– Freire, J. (2009) Vacios urbanos: Problema y Oportunidad. Ciudades innovadoras y sostenibles. Blog Juanfreire. Sitio web: http://juanfreire.com/vacos-urbanos-p/

– Navarro, E. (2013) La recuperación de vacíos urbanos y su transformación en nuevos espacios productivos. Trabajo final de Máster en Estudios del Territorio y de la Población, Universitat Autònoma de Barcelona.

-Pérez, S. (2004) Reseña de os no lugares espacios del anonimato. na antropología de la sobremodernidad de arc ug . España.

– Stanchieri, . (2013) a trampa urbanística de los “vacíos urbanos”: casos etnográficos de Barcelona. La ciudad desde los márgenes: actores, conflictos y acceso a la ciudad. Buenos Aires: X Jornada de Sociología Universidad de Bueno Aires.